¡Tener un pequeño huerto urbano puede aportar muchísimo a tu vida! Y, además, es una muy buena forma de reconectar con la naturaleza.
A través de tu huerto urbano, puedes entender cuales son los procesos que sigue la naturaleza para generar los riquísimos alimentos que estamos tan habituados a comprar en el supermercado. Además, te ayudará a combatir el estrés del trajín diario, mejorar tu alimentación y darle un toque verde a tu hogar.
Si es la primera vez que te planteas cultivar tus propios alimentos, te recomendamos que empieces por un “huerto para ensaladas”, en el que podrás cultivar todo lo necesario para preparar este plato tan sano: desde distintos tipos de lechugas, espinacas, rúcula, ajos tiernos, zanahorias e incluso tomates.
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¿Qué necesitas para tu huerto urbano?
1- Primero de todo, es necesario disponer de una zona iluminada con luz natural, como un balcón, una terraza, un patio o incluso una ventana. Como mínimo necesitas unas 5 horas de luz al día.
2- Una vez tengas decidido dónde vas a colocar tu huerto, necesitarás encontrar recipientes para plantar tus hortalizas.
Aquí puedes ser creativo y reciclar envases de plástico o macetas. Puedes colgarlas creando tu huerto vertical, o simplemente colocarlas encima de una mesa. Cualquier recipiente que pueda drenar el agua funcionará (recuerda agujerear por debajo los envases y ponerles un platito debajo).
Ten en cuenta que los recipientes deben tener un mínimo de 15 centímetros de profundidad y que el mejor material para cultivar es la cerámica porque respeta la temperatura de la tierra, protegiendo a las plantas de los cambios drásticos de temperatura.
3- Te recomendamos que utilices sustrato universal porque con éste puedes plantar todo tipo de plantas. Debes abonar el sustrato con algún tipo de abono compostado como estiércol de caballo, humus de lombriz, o compost hecho en casa. Para abonar debes repartir una capa fina sobre el sustrato un mínimo de dos veces al año.
4- Si ya lo tienes todo preparado… ¡ya puedes sembrar tus hortalizas! Según la hortaliza que te apetezca cultivar deberás plantarla directamente en los tiestos o sembrarla primero en tiestos más pequeños y luego trasplantarla (plantel).
Puedes hacerlo de varias maneras:
– Plantarlas directamente (ej. zanahoria, nabo y rábano).
– Preparar el plantel (ej. lechuga, tomate y cebolla).
– Comprar el plantel (ej. lechuga, tomate y cebolla).
Si es la primera vez que cultivas te recomendamos que compres el plantel en algún mercado o tienda especializada, ya que suele salir muy bien de precio y la tarea se simplifica, y sobre todo, ten en cuenta que cada hortaliza debe plantarse en su temporada.
5- Y ahora, ¡tan solo te falta regarlas y verlas crecer!
¿Cómo y cuándo debes regar?
Riega ligeramente cada vez que plantes o trasplantes. A partir de aquí debes mantener húmeda la tierra, ¡pero no empaparla! Para esto, la técnica más fácil, es tocar la tierra. Existen también, detectores de humedad que te indican si debes o no regar tu planta.
Si notas que la tierra está seca, riega la planta sin presión, de forma que la tierra no se desplace por el tiesto.
El requerimiento de agua es difícil de estandarizar, ya que depende del tipo de sustrato, la planta, el tiempo que le toca el sol, la humedad del ambiente… Por eso, las primeras semanas, deberás estar pendiente de cuanta agua necesitan tus plantas. Una vez conozcas si necesitan agua dos, tres o cuatro veces por semana puedes programar un riego automático o simplemente dedicar este ratito a regar tu mismo/a tu huerto urbano.
Desde Naturpod te animamos a que generes ese espacio verde en tu casa y que dediques esos momentos a conectar con los procesos de la naturaleza. Una vez hayas cultivado tus propias hortalizas notarás como valorarás más los alimentos, ¡incluso los que compres en el supermercado!
Además, si tienes hijos, un huerto urbano es una gran actividad para realizar en familia y fomentar la paciencia y la perseverancia. Piensa que además proporciona una recompensa sanísima que te ayudará a que tus pequeños adoren las verduras.